martes, 24 de junio de 2014


Es difícil seguir queriéndose en el adiós



 Esa media sonrisa que nos entrelazaba en los días oscuros era nuestro salvavidas particular, era capaz de perdonarte cualquier desprecio encubierto en ironía, era capaz de ser sorda sólo por verte sonreír con la cabeza hacia abajo escondiendo tu victoria,  sabía que te quería a pesar de todo, a pesar de mi misma. Me había convertido en la sombra de lo que un día desee ser, un reflejo distorsionado de lo que siempre quise para mi, una vida de ficción perfecta.

lunes, 26 de agosto de 2013

La lucha del otoño
 Habias venido otra vez, como la mayoria de otoños, atravensado la ciudad hasta encontrarme, hasta que te volviese a mirar con ojos marchitos, no había retorno ni futuro, eramos sólo una estación llena de colores apagados vestidos de cambios, tan solo eramos una promesa, una promesa de un futuro mejor, pero nunca fuimos buenos, ¿verdad? nunca fuimos demasiado buenos en esto. Tú y yo, en lo único que acertamos fue en decirnos hasta el próximo invierno.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Sobre la soledad del cuervo


Habías muerto. Tú.
 Estabas enterrada bajo dos metros de tierra sucia y fría, en una caja de madera de caoba sólida, allí tumbada como una muñeca hinchable, algo en este mundo se había descuadrado, como una ecuación errónea de física cuántica que intentaba explicar la existencia de los univeros paralelos, recordé al pie de tu tumba nuestras conversaciones sobre los agujeros negros, ni siquiera la luz puede escapar de ellos me decías,y es ahí donde has ido a parar, a un agujero negro escarbado.Puede que sonase poético, pero era una mierda.
No volver a verte. Creo que ese concepto se me escapaba por completo entre los dedos llenos de sudor, o puede que fuesen las lágrimas de mis dedos, me estaba llorando el cuerpo por todos los poros, y en cambio, se me había secado el alma de un golpe.

No volver a verte, a sentirte, nunca se me dió bien ser delicado contigo, te quería de esa manera tosca que me enseñaron mis pobres padres, que en paz descansen, ya que en la vida no pudieron ¡ maldita sea, maldita sea!ya deje de culparlos hace mucho, ahora sólo me culpo a mí por no haber sabido quererte como necesitabas,  fue demasiado para mi lidiar con tu grandiosa bondad, fuimos un dos perfecto en sus errores, uno trás otro arruinándonos por completo. Fuí el responsable de esa oscuridad que te perseguía en los silencios, con mi educación perfecta y controlada, encerrado en los límites de lo correcto, te volví loca de tanta normalidad. Nunca comprendí porque me elegiste a mí, elegiste convertir tu vida en nuestra vida, a pesar de mi torpeza. Te amaba, eso sí, te amaba como nadie quizas lo hubiese hecho, puede que lo demostrase tarde para ti. Hoy, es demasiado tarde para los dos.
  Te permitía amar a otro, al recuerdo de otro, a la sombra que nos aprisionaba sin dejarnos avanzar a ninguna parte, quizás sea esa la razón por la que te quedaste conmigo, para olvidar aquellos años en los que te sentiste viva de verdad, yo no te daba ninguna aventura, solo la tierra plana donde posar los pies. Te quedaste conmigo para no volar más.
 Te amaba, a pesar de saber que jamás te haría feliz, no sé puede hacer feliz a alguien que no quiere serlo. No creas que no me provocaba rabia, a veces me volvía loco a escondidas en el cuarto para que no me vieses sufrir, era como si tuviese una bola de fuego metida dentro de estómago que me iba aniquilando, me transformaba en un torbellino sordo que me hundía más y más en la miseria de saber que nunca sería suficiente para ti. Yo era esa opción fácil de los que se han cansado de luchar, de discutir y pelear en amores turbulentos.
  Era un tipo sencillo, me gustaba ir trabajar de 8 a 3, pasear por el parque tranquilamente los domingos, ir a la montaña los días soleados de invierno, comer en esos bares de viejos y escuchar sus batallitas, no tenia grandes pretensiones, solo sobrevivir a tu lado, lo único que quería en esta vida es vivirla contigo, haciendo pequeñas cosas, recuerdo ese día que te torciste el tobillo y te tuve que llevar a caballito por media ciudad, nuestras pequeñas vivencias que eran mi universo.

  (....)
Quería entender, entender las frases que salían del callejón mojado de tu boca, me golpeaba el sonido de tus palabras como puños que abrasaban mi razón, sé que hablabas porque movías los labios, sin pararte a respirar, como si el tiempo entre cada frase fuese de una densidad insoportable para ti. Levitaba sobre mi dolor, dentro de una dimensión absurda e incoherente, sin ningún sonido, sólo con la naúsea asomándome por los ojos.
Te miraba sin reconocerte ya en mí, eras parte de otra capa del mundo, un mundo lleno de porquería, de estúpidez y egoísmo. Me arrastrabas hacia el abismo inconmensurable del desengaño, ese lugar que nos roba las ganas de vivir. Otra muerta más que andaba por los hangares. Otra piedra seca. Otra,que anidaba en mi cuerpo. Te ibas desfigurando en cada palabra, como si tuvieses un remolino justo en la mitad de tus rostro, eras como un monstruo a punto de engullirme a cámara lenta, devorándome el hígado como el águila a Prometeo.
 La realidad me aplastaba el pecho sin dejarme respirar.


 Y entendí, entendí.. lo que significa sentir un adiós.

domingo, 20 de mayo de 2012

Había descubierto las nuevas dimensiones de la palabra distancia. Te estaba mirando, estaba segura que en algún momento te darías la vuelta y me sonreirías, pero solo escuchaba pasos hacia otros brazos, hubo un día en el que me era yo la que estaba ahí, ahí para ti. Y me dí cuenta que ya no somos los mismos ni lo seremos jamás, tenía ganas de gritarte, de decirte- pero si yo,¿ qué pasa contigo?- pero nos habíamos escurrido por un hueco del que ya no se regresa, el tiempo nos había desfigurado en extraños personajes que no tenían nada que decirse. De pronto entendí que ya no sabía quien eras. No había más de un metro entre nosotros, pero ninguno de los dos estabamos allí. Ninguno.

lunes, 12 de marzo de 2012


Eras salvaje, podía notarlo en cada paso que dabas, deambulando por la ciudad como un lobo hambriento, sólo querías sangre nueva, nueva carne. Yo ya te servía de poco, conocías casi todo de mí, sólo era tu refugio cuando te faltaba una presa..
No podía evitar esperarte bajo las mantas, sabía que de alguna manera volverías al calor de mi cuerpo. Era tan pobre que me bastaba con eso, con las sobras de un cariño que no me pertenecía. Andabas por el cuarto a grandes pasos,fumando todo el rato, agitando las manos mientrás me explicabas que esto no podía continuar así.
Yo bebía pequeños tragos de aquel aguardiente que te habían regalado en una timba para no escucharte. Yo bebía para no sentir absolutamente nada, para dejar que el dolor se trasformase en olvido, para dejar de verme a mi misma, para dejar de existir en aquella habitación barata. Me vendía por un poco de amor del malo.
Nunca tuve fuerzas suficientes para irme de allí, hasta el día que no regresaste más. No tuve otra opción que marcharme, al final te debería haber dado las gracias por dejarme así, sin explicaciones, sin despedidas, sin un abrazo donde volver a agarrarme.

Esa fue nuestra historia, la del lobo y la puta.